El nombre “pickleball” suele despertar curiosidad, especialmente porque no parece tener relación directa con el deporte. Su origen se remonta a una anécdota familiar. Una de las versiones más aceptadas indica que Joan Pritchard, esposa de uno de los creadores del juego, lo nombró así porque le recordaba a un “pickle boat”, un tipo de embarcación en remo que se compone con remeros sobrantes de otros equipos, al igual que este deporte que combina elementos de varias disciplinas.
Otra teoría sugiere que el nombre proviene del perro de la familia Pritchard, llamado Pickles, que solía correr tras la pelota durante los primeros partidos. Aunque esta versión es menos aceptada como la original, ha ayudado a cimentar el lado simpático y accesible del juego.
Más allá del origen del nombre, lo importante es cómo el pickleball ha crecido hasta convertirse en uno de los deportes con mayor proyección internacional. Su nombre puede parecer peculiar, pero su éxito es cada vez más serio.

